Principal
Orígenes del toro bravo
Símbolo socio-económico
Símbolo sagrado-religioso
Símbolo masculino
Protagonista del mito
Pervivencias culturales
Referencias
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EL URO
El toro, ese hermoso y noble animal que
campea en libertad por las dehesas españolas, deriva de un bóvido de gran
tamaño y potente encornadura cuya cuna originaria parece encontrarse en Asia.
Hallazgos arqueológicos de hace más de 2 millones de años atestiguan su
presencia en áreas de la India desde donde se extendieron con el calentamiento
térmico del Holoceno por China, Próximo Oriente, Africa septentrional y áreas
meridionales y centrales de Europa, exceptuando Irlanda.
El uro, denominado así por Julio
César, era robusto y corpulento. Alcanzaba 2 m. de alzada hasta la cruz y
poseía un pelaje oscuro o rojizo iluminado por una banda clara sobre el lomo.
Habitaba en las praderas cercanas a los ríos, en el interior de bosques poco
frondosos y en las llanuras y laderas de las montañas. Vivía en pequeñas
comunidades compuestas por un macho y varias hembras acompañados de sus
respectivos terneros. En época de celo, los toros libraban violentos combates
para lograr emparejarse.
Geografia taurina
de la ANTIGUEDAD
Ni el Mediterráneo ni el Próximo Oriente
fueron zonas apropiadas para el desarrollo de este tipo de ganado. Factores
geográficos y climatológicos redujeron el hábitat de estos animales a áreas
restringidas de valles y praderas herbáceas de Siria, Líbano y Palestina, de
Grecia y Roma, del delta egipcio, de la llanura anatolia de Conia, o de las
marismas del Guadalquivir y de los territorios vetones de la antigua Hispania.
En todos estos lugares el uro
constituyó la base genética del ganado doméstico, existiendo siempre paralelamente reductos de uros, destinados a actividades cazadoras o
lúdico-religiosas.
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